El proceso de transformación

Pluma


Cada día me asombro más de la maravillosa capacidad del ser humano para reinventarse. Esta característica es la que nos hace libres y diferentes. Tanto los hombres como las mujeres pueden, y en realidad lo hacen constantemente, cambiar sus vidas, algunas personas lo hacen para bien y autorrealizarse, mientras que otras lo utilizan para cambiar la vida a peor y caer a un hueco cada vez más profundo de desolación.

Si las personas lograran comprender la maravillosa fuerza que cada uno tiene en su interior y la capacidad de transformación que ella les ofrece, el mundo sería completamente diferente. Si cada persona dedicara cinco minutos al día a reflexionar sobre su papel en el mundo y enfocar toda su energía en construir cosas positivas, en lugar de focalizar todos sus sentimientos en miedos, rencores y envidias, existirían menos conflictos, enfermedades y pobreza, pero no es fácil, existen factores y creencias tanto culturales como sociales que nos limitan más y más.

¿Por qué algunas personas logran el éxito destacando por encima de los demás?, existen varias respuestas, pero la principal es que esas personas han tomado el control de sus vidas y canalizan toda su energía en un objetivo. ¿Y cómo o dónde se obtiene ese “control”?

Creo que esta teoría es ya bien conocida por muchos: el control se obtiene a través del manejo que le damos a nuestros pensamientos, es lo que muchos llaman “tener pensamientos positivos”, pero no todos alcanzan a comprender muy bien su funcionamiento. En los últimos años he visto y escuchado que una gran cantidad de personas repiten constantemente que se deben tener “pensamientos positivos” sin comprender en realidad lo que esto significa. Muchos incluso se han ido al extremo de negarse a sentir dolor o tristeza por el miedo a la influencia “negativa” que según ellos estos sentimientos pueden causar en sus vidas.

Los sentimientos negativos hacen parte de nuestra naturaleza humana, la ira, el miedo, la tristeza son al igual que el amor, la alegría y la felicidad, sentimientos completamente normales que llegan y se van en el devenir cotidiano. Lo que cambia es la valoración y la importancia que le damos a cada uno de esos sentimientos, si los asumimos como factores normales, los vivimos y cerramos en cada uno de sus ciclos podremos mantenernos en un estado de paz y tranquilidad, pero si alimentamos esos sentimientos con pensamientos erróneos su fuerza aumenta y es en ese momento donde empiezan a afectar negativamente nuestras vidas.

Si logramos valorar todo lo que nos sucede, tanto lo bueno como lo malo, desde una perspectiva positiva, es decir: no hay mal que por bien no venga, el proceso de trasformación nos llevará a convertirnos en personas más felices, más seguras y más exitosas. Si lo que hacemos es valorar lo que nos sucede solo desde una perspectiva negativa, es decir: luego de lo bueno viene lo malo o lo que está mal puede ir a peor, el proceso de transformación nos llevará a vivir experiencias cada vez más desagradables y a sentirnos frustrados.

La clave está en el manejo que le demos al miedo. Éste es un sentimiento muy antiguo, tiene su origen en el instinto de supervivencia, es el encargado de protegernos del peligro, pero en la actualidad, esta función primaria ha sido remplazada y ahora el miedo ha pasado de ser algo real a convertirse en una estructura psicológica que limita y castra el desarrollo personal. La mayoría de las personas prefieren aguantar los problemas personales o laborales por miedo y no se dan cuenta que son ellos mismos los que se están limitando, pues el peligro solo existe en sus propias mentes, si logramos romper el miedo y superar sus limitaciones lograremos activar el proceso de transformación a una vida interior positiva.

Cuando una persona está al borde de la muerte y pierde el miedo a morir, encuentra el camino para seguir luchando por la vida, lo vemos constantemente en las personas que han superado enfermedades terribles como el cáncer. Cuando una persona fracasa y pierde el miedo a la crítica de la sociedad encuentra el camino para salir de la crisis económica, lo hemos visto en muchos magnates que se han arruinado y luego han conseguido grandes fortunas.

Pero el miedo siempre está al acecho, siempre está buscando más y más víctimas, el miedo incapacita y confunde. El miedo lleva a un proceso de transformación inverso, así que si el objetivo es avanzar hay que empezar por analizar cada uno de nuestros temores.

¿Qué es lo peor que me puede pasar si…? Formular y responder esta pregunta en todas las situaciones nos ayudará a racionalizar el miedo y con ello a aclarar el panorama. Así le quitamos la carga negativa que nos ofrece el miedo y podremos valorar adecuadamente las posibilidades que tenemos para empezar un verdadero cambio.

El proceso de transformación cuenta con cuatro fases:

  1. El llamado al cambio: algo en nuestro interior nos dice constantemente que lo que estamos viviendo no es suficiente, que necesitamos más, que vinimos a este mundo a algo diferente, que necesitamos transformar nuestra vida y romper la rutina. Queremos algo nuevo, algo distinto. Se inicia un estado de inconformismo que origina conflictos a nivel personal, familiar o laboral. Es un deseo fuerte que tratamos de aplacar por el miedo a perder lo que hemos alcanzado hasta ese momento, por eso muchas personas nunca salen de esta fase, y pasan su vida en un estado de infelicidad con el que se acostumbran a vivir. Para superar esta primera etapa y avanzar a la siguiente fase necesitamos un estado de reflexión profunda, hacer un alto en el camino y preguntarnos si realmente somos felices con lo que tenemos y si estamos dispuestos a buscar algo más que nos complemente. Necesitamos prepararnos para asumir nuestros sentimientos negativos como el miedo, la culpa y la duda.
  2. La ensoñación: las personas que no se niegan a la realidad y que no luchan contra los sentimientos de inconformismo y que por lo contrario empiezan a autoanalizarse y a controlar los sentimientos negativos, empiezan la segunda fase, que se caracteriza por visualizar un futuro diferente, a soñar despiertos y verse haciendo cosas distintas y disfrutando de la vida con actividades que le producen placer. Si se dedica un tiempo a sentir, a estar a solas, a reflexionar, a dejar que la creatividad penetre en su mundo, empieza a planear actividades concretas que trasformarán su vida.
  3. Desarrollo de ideas: esta es la fase más compleja de todas, consiste en pasar de la imaginación a la acción, es asumir riesgos, es el cambio en sí, es una fase que puede llevarte al éxito total o al fracaso, todo depende de cuan preparado esté para sumir lo nuevo. En este momento debemos aprender a confiar en nosotros, en la vida, en la sabiduría, en nuestro interior, el universo se trasforma constantemente, por lo tanto el cambio debe hacer parte de nuestra decisión, de nosotros depende que el cambio sea a positivo y no a negativo.
  4. Cambio de realidad: es el momento mágico en que comprendemos que el cambio se ha llevado a cabo, que hemos dejado a esa persona que nos maltrataba y con la que no alcanzábamos la felicidad, que hemos dejado ese trabajo que nos limitaba y que nos deprimía. Qué hemos dejado el hogar de nuestros padres para asumir el control de nuestra vida o que hemos cambiado de carrera por otra que nos llena más, en fin ya no somos los mismos de antes, hemos tomado el riesgo y hemos asumido las consecuencias de éste. Somos conscientes de que el cambio en nuestras vidas nos desborda una energía inagotable y que podemos desfrutar de nuestra nueva realidad.

Este no es el final, pues a cada etapa de trasformación le sigue otra, la felicidad no es un estado son infinidad de momentos, por lo tanto el proceso de transformación va en espiral, vivimos en un mundo que evoluciona y de nosotros depende que evolucionemos con ella o que nos estanquemos y permanezcamos en estado de aletargamiento, donde vivimos sin vivir realmente.

Gracias.

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